Hace unos días, en las puertas de nuestro colegio un padre felicitaba a su hija por lo bien que había hecho una cosa, esto nos hizo pensar en la grandeza de los pequeños gestos —lo que significan y su importancia—, observando el brillo que salía de sus ojos y la alegría que respiraba.
Y es que las pequeñas cosas que hacemos, esos pequeños gestos a los que no damos importancia, hacen sentir grande a quien tenemos delante, transmitiendo un reconocimiento, una simple atención o cariño, que producen en nuestro cuerpo esas endorfinas que provocan una maravillosa sensación de bienestar.
Una simple palabra de aliento, parece que a pesar de reconfortar a esa persona que la necesita, nos reconforta a nosotros también al ver el agradecimiento en sus ojos.
Simplemente dedicar unos minutos a escuchar a una persona poniendo atención, le hace sentirse importante y darle valor al tema o a la historia que nos cuenta.
Pero no siempre es necesario tener a la otra persona delante para ofrecer ese pequeño gesto, ni siquiera hace falta conocerla.
Un simple gesto, como el de poner el brazo para recibir un pequeño pinchazo, es el que ha unido esta tarde a varias personas en la casa Salesiana de Ibi, y es que donar sangre es donar vida.
El hecho de donar sangre comporta una actitud responsable y solidaria que hay que imitar. Por eso desde nuestra institución queremos animar a todas las personas y en especial a nuestros jóvenes a que se sumen y compartan esta experiencia que logra que cada día decenas de pacientes en nuestros hospitales salven su vida o recuperen su salud.
Así que nuca debemos dudar de que un simple gesto puede salvar una vida.
Por equipo de redacción
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